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Alcalá de Chivert (oficialmente y en valenciano, Alcalà de Xivert) es un municipio de la provincia de Castellón, en la Comunidad Valenciana, España. Pertenece a la comarca del Bajo Maestrazgo y cuenta con 7.358 habitantes.

Historia
Numerosos hallazgos arqueológicos permiten afirmar la presencia humana en el término de Alcalá de Chivert desde muy antiguo. Industria lítica epipaleolítica, en torno al año 9000 A.C., se ha encontrado en la Cueva de los Diabletes, junto con cerámica del neolítico medio e industria lítica del neolítico final. Del neolítico se han encontrado restos cerámicos en la Cueva de la Torrera. Se constata la presencia de materiales traídos por los pueblos comerciantes, como un escarabajo egipcio en la necrópolis de la Solivella, así como cerámica púnica y griega en diversos yacimientos.
De época ibérica se encuentran abundantes restos arqueológicos: Poblados como El Palacio y El Tossalet, necrópolis como La Solivella, el yacimientos más importante de este periodo, y El Baixador d’Alcossebre, lápidas escritas restos cerámicos y metales en El Corral de Royo, Pulpis, Irta y Chivert, monedas en Regalfarí, Alcalá y Chivert, y enterramientos dispersos en Cap i Corp, Palaba y Alcocéber, que demuestran una densa red de población en dicha época.
La romanización se constata en la presencia de lápidas funerarias en el Corral de Royo, Corral Blanco y Almedixer, y en la vía que cruzaba de norte a sur el término por el llano de Alcalá.
Los vestigios medievales más antiguos son los de la fortaleza y la medina árabe de Chivert, con lienzos de muralla de los siglos X-XII. Con la conquista cristiana del territorio, la Orden del Temple, organiza la bailía de Chivert con la concesión de la carta puebla a su población musulmana de Chivert en 1234, a los nuevos asentamientos cristianos de Alcalá (1251); Alcossebre (1261); Almedijar y Castellnovo (1261).

De entre ellas pronto destacará Alcalá, que se convertirá en cabeza de la encomienda.
Extinguido el Temple, la nueva Orden de Montesa pasa a ejercer la señoría de la encomienda. En época moderna una serie de ataques vinieron a caer sobre la población: el poblado mudéjar de Chivert fue saqueado por Estellés en 1521; en 1547 un ataque de piratas berberiscos es rechazado por la población de Alcalá, así como otro a la torre vigía de Cap i Corp en 1586. Una vez unida la Encomienda a la Corona en 1592, y tras la expulsión de los moriscos, se intentó repoblar el poblado de Chivert, lo que fracasó, y se hubo de añadir éste, junto con Santa Magdalena de Pulpis, a Alcalá en 1632. Alcocéber que había obtenido su segunda carta de población en 1330, fue incorporado a Alcalá en 1663. En el siglo XIX se produjo la segregación de Santa Magdalena de Pulpis y el gran crecimiento de la población que pasó de los 800 vecinos (unos 3.200 habitantes) en tiempos de Cavanilles, a finales del siglo XVIII, a los más de 6.000 habitantes de 1900. El siglo XIX dio cabecillas a la causa carlista, (de entre los cuales destaca en la tercera guerra, Pascual Cucala), razón por la cual fue duramente reprimida la villa, tras la victoria liberal. En el siglo XX, después de los desastres de la guerra civil, se vio sumida en una regresión económica, propiciada además por su agricultura de secano, situación que se fue modificando sensiblemente desde los años 70 por la extensión del regadío y el auge del turismo en la costa Alcocéber y Cap i Corp.

CASTILLO DE XIVERT
El Castillo de Xivert situado en el término municipal de Alcalá de Chivert es una construcción islámica de los siglos X y XI reformada posteriormente en estilo medieval durante el siglo XIII. Está emplazado en lo alto de la sierra dominando el llano y el mar.
La cima ocupada actualmente por el Castillo ha constituido un asentamiento para grupos humanos, por lo menos, desde el siglo XIV – XIII a. C. hasta principios del XVII de nuestra era. A lo largo de estos dos mil años, con algunos lapsus de abandono, el modelo de aprovechamiento de su espacio ha variado sustancialmente en función del desarrollo histórico. Es decir, la estructuración, funcionalidad y carácter del asentamiento ha sido diferente dependiendo del momento histórico.
Conserva dos partes bien diferenciadas: la árabe y la cristiana. La primera comprende el recinto amurallado externo, obra de siglos X – XI en la que destacan algunos grandes lienzos en tapial, con remates de merlones y que se abría por la puerta del Albácar. Adosado a él se encuentra el poblado de Xivert, donde se descubren todavía buenas muestras de arquitectura doméstica musulmana. Muy interesante es la inscripción árabe del muro S-W “para el reencuentro con Dios”. En lo más alto se eleva la fortaleza Templaria, que llegó a contar con capilla, espaciosas dependencias, caballerizas,… así como varios torreones. Son notables la parte sur con sus torres circulares y muro, obra de cantería, así como la cisterna de provisión del castillo, con su bóveda rebajada.

El primer documento de donación de la villa de Chivert a los Templarios data del año 1169. En él, el rey don Alfonso II de Aragón hace donación a la Orden del Temple, en manos del comendador fratis Martín de Luna, de los pueblos y castillos de ECHIVERT y ORPESA (Chivert y Oropesa).
Esta carta está fechada en Jaca, el día 4 de noviembre del año del Señor de 1169. Su referencia documental es la siguiente: archivo de la Corona de Aragón. Privilegios Reales. Libro, 12; Pág. 197.

 

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Retomamos nuestro camino por las rutas Templarias del Baix Maestrat (Bajo Maestrazgo) en la provincia de Castellón, comarca costera situada al norte de dicha provincia. La comarca limita al noroeste con la provincia de Teruel, al noreste con la provincia de Tarragona, al este con el Mare Nostrum, al sur con la comarca de la Plana Alta y al oeste con las del Alt Maestrat y Els Ports (Alto Maestrazgo y Los Puertos).
Aquí encontramos la Sierra de Irta el paraje costero sin urbanizar más extenso de la Comunidad Valenciana. Declarado recientemente Parque Natural.
Hoy nuestro peregrinaje nos lleva a la localidad de Santa Magdalena de Pulpis o Polpis, en primer lugar visitaremos la iglesia local y tomaremos fuerzas para el largo y tortuoso ascenso al Castillo de Pulpis.

Como se puede observar en la foto la iglesia presenta una cuidada estampa, sin duda tuvo que ser restaurada allá por el siglo XVIII o XIX, aunque todavía conserva parte de la construcción primigenia.
El interior está muy restaurado con respecto a su época de construcción, aunque guarda un encanto especial y un escrupuloso esmero en sus formas.

La visita ha sido realmente corta, pues encontramos por casualidad al sacristán que tuvo la amabilidad de mostrarnos el interior de la iglesia.
Por lo que tras un pequeño refrigerio comenzamos la subida al castillo montano de origen musulmán y que se encuentra a 2 o 3 kilómetros al este del pueblo, el trayecto lo efectuaremos en un 4×4 pues a pesar de que en la Oficina de Turismo te dicen que caminando se tarda una hora, créanme, no es cierto, a menos que el trayecto se realice a campo a través, con lo que todavía se hace más tortuoso s cabe. El tiempo que hemos utilizado para llegar ha estado entre 25 o 35 minutos, incluso ha habido momentos del camino que al vehiculo le costaba enfilar la pendiente y ha sido necesario hacer uso de la marcha reductora.
Tuvo como primer antecedente poblacional el castillo de Pulpís del cual sólo conserva una partede la torre del Homenaje, la puerta principal y algunos lienzos de murallas. En enero de 1190 fue donado por Alfonso II a los Templarios, a pesar de que aún estaba en poder de los musulmanes.
Entre 1190 y 1233 fue reconquistado por el Islam, pasando de nuevo a la Orden del Temple.
Conquistado por Jaime I y su ejercito de Templarios en 1233 a raíz de la conquista de Peñíscola, población vecina de Santa Magdalena de Pulpis, vuelve a manos de la Orden. Se le concedió carta de población en febrero de 1287, a fuero de Valencia, y a consecuencia de la disolución de ésta, recaló en manos de la Orden de Montesa en 1317
. Al integrarse en la Orden de Montesa, sucesora del Temple en la Corona de Aragón, Polpís pasaría a formar parte de la encomienda de Alcalá de Chivert. El pequeño enclave de Polpís tenía 30 casas en el año 1329, y en 1845 llegó a tener 160.

El castillo está situado sobre lo alto de una cima a 325 metros de altitud en pleno Parque Nacional de la Sierra d’Irta.
La fortaleza se halla bien defendida salvo en la parte del Noreste en la que se encuentra el amurallamiento más intenso. Posee 2.800 m2 de superficie. La fábrica predominante es el sillarejo de dimensiones regulares combinado con tapial en algunos lienzos.
La fábrica predominante es el sillarejo de dimensiones regulares combinado con tapial en algunos lienzos.

Elementos defensivos:
Las almenas, las aspilleras, el pase o de ronda. La torre del homenaje que se encuentra protegiendo uno de los flancos de la entrada, presenta ventanas de medio punto.

La torre del homenaje que se encuentra protegiendo uno de los flancos de la entrada, presenta ventanas de medio punto.
El acceso es de tipo acodado, se pasa al interior por medio de un corredor o barbacana con un antemural realizado en mampostería. La puerta de acceso es de medio punto en un marco de sillarejo y dovelas. El muro se halla coronado por almenas en su parte superior y se refuerza como medida defensiva por medio de aspilleras.

En el interior de la entrada se pueden observar tres agujeros o gorroneras a cada uno de los lados de las puertas que servían para colocar tres traviesas y reforzar aún más la inexpugnabilidad de la fortaleza. Existe otro acceso al castillo, aunque se halla bastante dañado, estaría en el noroeste y obligaba al individuo a dar la vuelta a todo el antemural. El acceso sería más largo, pero también en acodo.

El recinto se encuentra en bastante mal estado. Las mejores zonas del castillo son la zona de acceso y la del este en donde se encuentran los lienzos más espectaculares. En la zona este hay restos de un adarve. Y también existe una cisterna en bastante buen estado, ya que contiene bastante agua en su interior.
Los muros de esta parte del este se hallan reforzados en su base debido a la monumentalidad.
En el Suroeste se hallan los restos de lo que debiera ser una torre con un basamento de mampostería. En la parte oeste también se observan los restos de una alta torre. Debió de tener dos o tres pisos. En la parte alta se observa una ventana.

La torre del homenaje que podemos ver majestuosa en la foto de arriba, se halla en ele este al lado de la entrada. Es de planta rectangular, de 8 metros por 4 metros y de 12 metros de altura. Debiera tener puerta a nivel de patio. La fábrica es de sillarejo en hiladas.

Retomamos nuestro camino por las Rutas del Temple en Castellón, esta vez nos adentraremos en la comarca del Alto Maestrazgo, en el norte de la provincia de Castellón, donde principalmente visitaremos las ruinas de la impresionante fortaleza que perteneciera a la Orden de los Caballeros Templarios.
El término municipal de Culla limita con las siguientes localidades: Benasal, Vilar de Canes, Torre de Embesora, Albocácer, Sierra Engarcerán, Useras, Atzeneta del Maestrat, Benafigos y Vistabella del Maestrazgo, todas ellas de la provincia de Castellón.

Situada en plena Sierra d’En Segures su clima es continental. Su orografía se caracteriza por grandes desniveles, profundos barrancos y numerosas cuevas, y simas, lo cual proporciona un fuerte atractivo natural y paisajístico a la zona.
Culla remonta sus orígenes a épocas prehistóricas. Prueba de ello son los restos arqueológicos encontrados alrededor de la Font de la Carrasca y en la Roca del Corb, así como las pinturas rupestres del Barranc de
Santa María y Covarxa, restos de pobladores iberos en el Castellar, y restos muy posiblemente romanos.
Hasta la llegada de la Edad Media se carece de datos históricos sobre el municipio de Culla, siendo incierta la época de dominación romana. Fue dominio musulmán hasta principios del siglo XIII, pasando de manera definitiva a manos cristianas en 1233, que fue conquistada por Blasco de Alagón.
La primera referencia que se tiene de este personaje la encontramos en la boda de Jaime I, donde ostentaba el cargo de Mayordomo de Aragón. Está presente junto al rey cuando se produce la trágica muerte de Pedro de Ahones en 1226, que desencadenó en una sublevación nobiliaria de Aragón. Blasco de Alagón se alinea fielmente junto al rey durante la decisiva guerra civil. Tras la victoria Jaime I decide recompensarlo prometiéndole la posesión de todo pueblo, castillo y fortaleza que conquiste.

En 1227 estalla guerra civil en el reino musulmán de Valencia, finalmente Ben Zayyan se alza como rey de Valencia y destrona al señor almohade Zeyt Abuzeyt, quien vio reducida su influencia a Segorbe. En 1229 se reconoce vasallo de Jaime I, y este a su vez le dejaba en feudo todos los territorios que éste conquistase. Entre 1230 y 1232 Blasco de Alagón está con Albuceit a su servicio, según algunas fuentes desterrado, según otras es enviado por el propio rey para ayudar a su nuevo vasallo.

En 1227 estalla guerra civil en el reino musulmán de Valencia, finalmente Ben Zayyan se alza como rey de Valencia y destrona al señor almohade Zeyt Abuzeyt, quien vio reducida su influencia a Segorbe. En 1229 se reconoce vasallo de Jaime I, y este a su vez le dejaba en feudo todos los territorios que éste conquistase. Entre 1230 y 1232 Blasco de Alagón está con Albuceit a su servicio, según algunas fuentes desterrado, según otras es enviado por el propio rey para ayudar a su nuevo vasallo.
Durante el verano de 1232 el rey se reúne en Alcañiz con el maestre (según unos de la Orden del Hospital, según un libro de 1768 escrito por D. Juan Antonio de Estrada, este sería maestre provincial de la Orden del Temple), Hugo de Foulcalquier, consejeros reales y Blasco de Alagón donde se prepara la conquista de Valencia.
El 26 de octubre de 1232 Blasco de Alagón conquista la estratégica población de Morella al norte de Castellón. Pero el rey le reclama la posición, pese a la promesa hecha por su fidelidad. Para forzar al noble aragonés las tropas reales conquistan la población de Ares, muy próxima a Morella, cortando las líneas de suministro de la ciudad. Desde el punto de vista del rey Morella era una plaza tan fuerte que no podía especular dejando una guarnición ajena, prefería poseerla y con una guarnición de las tropas reales. Aunque después se la entrega en feudo.
Culla recibió la Carta de Población en 1244, de manos de Guillem d’Anglesola y su mujer Constanza de Alagón. El Castillo de Culla jugaba en aquella época un importante papel estratégico por su situación y por lo amplio de su territorio. En el siglo XIII fue castellano del mismo Arnau de Monsonis.
En 1303, Guillem d’Anglesola, nieto de Blasco de Alagón, (quien a la sazón sería un importante marino Templario), vende Culla y todos sus dominios a la Orden del Temple por la cantidad de 500.000 sueldos. Con la Orden del Temple Culla alcanzaría su mayor esplendor. En 1307, extinguida la Orden por mandamiento papal, pasando a depender desde 1317 a la Orden de Montesa.
Es de destacar en esta época el nacimiento de la Setena de Culla o «Comunitat d’Herbatge» que estaba constituida por Culla, Benasal, Vistabella del Maestrazgo, Atzeneta del Maestrat, Benafigos, Vilar de Canes y la Torre de Embesora. Esta agrupación de municipios compró los derechos de explotación de los recursos pecuarios y forestales a la Orden de Montesa, para de esta forma defender con más fuerza sus intereses ganaderos comunes. El funcionamiento de la Setena de Culla perduró hasta la mitad del siglo XIX.
Se mantuvo bien conservado hasta la llegada de las Guerras Carlistas que lo demolieron prácticamente. Hoy apenas quedan restos significativos en el recinto principal, pero sí en forma de murallas en los otros recintos. Además existen rincones de la población con encanto medieval.